“No establezca límites, vaya detrás de sus sueños, no tenga miedo de empujar los límites. Y ría mucho, ¡es bueno para usted! “. Sirvan estas palabras de Paula Radcliffe, la gran atleta inglesa de los últimos 40 años, todo un ejemplo mundial de decencia y superación, para comenzar este artículo sobre el papel de la mujer en el Quixote Maratón desde que naciera allá por 1996.
A finales del siglo XX, fui testigo de aquellas primeras ediciones, en las que las participantes en el Quixote Maratón apenas llegaban a la media docena. Y como, con la llegada del siglo XXI, esta tendencia se iría invirtiendo de forma muy evidente, de manera que, desde hace 10 años, su ascenso ha sido tal que hemos pasado de las 22 inscritas en 2007, a las cerca de 200 este 2016 en total en sus 3 pruebas.
Con Mateo Gómez-Aparicio y con Nicomedes Moyano al frente de esta nave, había muchas ganas entre los organizadores del Quixote Maratón de Castilla-La Mancha, de que la mujer se fuera incorporando a correr en fondo y medio fondo, tantas que ya, en 2007, saludábamos con entusiasmo como 22 corredoras se habían inscrito en esa edición cuando en las anteriores no superaban la decena.
A partir de ahí la inscripción aumentó de forma constante y sonaron nombres como las puertollaneras Angela Paz y Marisol Gijón, y la granatuleña María del Carmen Vallez, siempre en los primeros puestos, por mencionar algunas. En 2009 teníamos 31, cifra que creció hasta las 43 en 2010. Y en la Carrera Escolar era evidente el empuje de las escolares, que venían pegando fuerte, muy competitivas, dejando atrás a sus compañeros.
Con la llegada de la Media Maratón en 2011, los números de mujeres crecieron exponencialmente, y en 2012 ya eran cerca de 90 corredoras las inscritas en las dos pruebas de maratón y la media. En 2013, llegó la primera Carrera de la Mujer solidaria, con la afluencia de más de 850, que se sumaron al centenar de corredoras populares que lo hicieron en la maratón y la media.
Estos 3 últimos años, del 2014 al 2016, han significado el despegue definitivo, y no sería extraño que, en otra década, ellas acaben superando a los corredores. En 2014, eran ya 135 las mujeres que competían en la Maratón y la Media, entre ellas la almagreña Gemma Arenas, nuestra heroína del fondo, que ha ganado varias veces la prueba reina; la ciudadrealeña Myriam Laguna y otras corredoras puertollaneras, etc, que copaban los primeros puestos.
En 2015, las cifras cantaban por sí solas, registrándose una presencia en torno a las 175 corredoras, ya que fueron 90 las atletas que compitieron en la Maratón y la Media Maratón, a las que se sumaron las 85 que corrieron en el primer Diez Mil.
De aquella media docena de las primeras ediciones, tres lustros después ya estamos hablando de centenares de mujeres participantes en las 3 pruebas que organiza ADAD Quixote Maratón en Ciudad Real. Por eso, no es raro que, en la presentación de esta 21ª Edición, el director de la prueba Nicomedes Moyano dijera que el presente y el futuro es el deporte femenino, porque a un mes vista del Quixote Maratón el 8% de las inscritas ya eran de mujeres; en la Media Maratón, iban por más del 20%, y en el 10.000, nada menos que superaban el 55%, aunque luego este porcentaje bajaría.
Y digo yo que, si este año, como homenaje a Cervantes se eligió como cartel una especie de “Quijote protesta”, obra de la joven diseñadora Lucía Almodóvar, ya no hay excusas para que en la próxima edición, sean las mujeres las protagonistas del cartel y se invite a su presentación a Dulcinea, la Torralba o a Sanchica, la hija de Sancho Panza, personajes quijotescos, a nuestras “hidalgas de los senderos de asfalto”. Para dar un impulso más a su participación. Porque ellas son las “Quijotes” del siglo 21. Se lo merecen. Nos lo merecemos.
Autora del texto: Pepa Campillo